COAVA_ArquitectosValladolidNº14
38 REVISTA DEL COLEGIO DE ARQUITECTOS DE VALLADOLID | SEPTIEMBRE 2020 manera, la escuela se podría frag- mentar. En el caso de que no hubie- ra clases o seminarios, la biblioteca, administración y salón de actos, por ejemplo, podría permanecer abier- to, aunque lo demás estuviera ce- rrado. Este concepto no solo aparece aquí, sino que me ayudó a resol- ver problemas de las instalaciones, como los sectores de incendios, que dividen el edificio de esta manera, o incluso en cuanto a la climatiza- ción, donde se podría calefactar esta parte del edificio más pública mien- tras que el resto no. Volumétricamente, la arquitectura no pretendía tener un gran impac- to. Así, en primer lugar, quise desa- rrollarlo en una sola planta, pero al ser tan extenso casi habría abarcado toda la parcela. Por ello, finalmente se desarrolló en tres niveles distin- tos: baja, primera y sótano. Sin em- bargo, estos niveles van escalonados de tal forma que en el único punto donde coinciden los tres es en el ascensor, para poder hacer el edifi- cio accesible. Es decir, en el acceso principal descubres un edificio en horizontal, enterrando en esta parte el sótano, con la primera planta apa- reciendo más al fondo. En cuanto a la materialización, el edificio busca un poco el ensimismamiento y la concentración por el programa que va a desarrollar en su interior, a la vez que quiere establecer algún tipo de relación con el edificio de Master Se me ocurrió que, con las mismas líneas verticales que generan la fa- chada de este último, transcribir a partir de paneles GRC los irregula- res polígonos de la planta, en una sola dimensión. Esto pasa no solo en las fachadas opacas, sino al llegar a las zonas transparentes. Donde se
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