COAVA_ArquitectosValladolidNº14

PROYECTOS FIN DE CARRERA. ARQUITECTURA CON FUTURO | SEPTIEMBRE 2020 39 abre una ventana se utiliza una ce- losía de acero, de forma arbitraria, que escribe el mismo código. En cambio, en el interior, era im- portante estudiar bien como entraba la luz natural. Al tener tamizada la luz que procede de la fachada, había que buscar otro tipo de solución. Se resuelve a través de distintos mó- dulos que funcionan con el mismo elemento. Es el polígono, el que se extruye en 3 dimensiones, creando una pirámide truncada, como si fue- se un foco artificial que dirige la luz hacia el interior del edificio. Estos módulos aparecen, por una parte, de forma cenital en los seminarios, dando forma al techo y dotando a la luz natural de mucho protago- nismo. Por otra, esculpiendo patios con doble fachada acristalada, pero la misma volumetría. Esta doble fachada se pensó para que funcionara de forma bioclimá- tica. En días de invierno luminosos, el sol entrará por el primer vidrio generando un efecto invernade- ro en este espacio intermedio que funcionará como un radiador hacia el interior. En cambio, en verano, la fachada interior y el paramento inclinado se abrirán, generando una ventilación natural a partir del aire que circula por convección. En cuanto a la estructura, se trataba que no predominase ninguna direc- ción, sino que fuese muy isótropa, como pasa con el propio proyecto. Así que se optó por una losa alige- rada que soportase las luces que se exigían. También en la estructura vertical se utilizan pilares redondos, por la misma razón de no dotar de ortogonalidad a un diseño que en ningún momento posee tal carácter. Para resumir, opté por un edificio muy flexible, que incluso se podría expandir a partir de los mismos módulos, pero intentando dar una imagen final sobria, que representa- ra a los usuarios: los estudiantes de doctorado. A partir de aquí, quiero aportar mi punto de vista personal como alum- na. Creo que es muy importante realizar un ejercicio como este, y aún más lo pienso 2 años después de entregarlo, a lo largo de todo un año. No porque el proyecto en sí sea de tal envergadura, siéndolo tam- bién, sino porque una parte muy importante del proceso ocurre lejos del ordenador y fuera de tu “espa- cio de trabajo”. Es sabido que para poder sacar el planteamiento de un edificio acorde a lo exigido hay que reflexionar mucho. En este caso, casi transformándome en un estudiante de los que desarrollaría su actividad en el propio edificio imaginado. Primero, porque la motivación no la vas a encontrar delante del ordena- dor, sino investigando las relaciones que se pueden dar, el lugar que va a acoger tu diseño, su programa espe- cífico, etc. Y para eso hace falta que las ideas principales que se tuvieron en el aula de Master, cuando nos re- partieron el ejercicio, evolucionen y se puedan plasmar en la propia arquitectura representada. Desde mi opinión de arquitecto aprendiz, hay que aprender en la Escuela algo que no se enseña, que es calcular y analizar, sin ser consciente, pro- cesos humanos en el día a día, en tus momentos de ocio, para lograr después diseñar espacios luminosos, confortables y vivideros. Para mí, la verdadera forma de disfrutar de esta profesión tan bonita no es ninguna otra que ser consciente del objetivo de tu trabajo, socializar la arquitec- tura y empatizar con el habitante de tus espacios imaginados 02 03

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