COAVA_ArquitectosValladolidNº14

46 REVISTA DEL COLEGIO DE ARQUITECTOS DE VALLADOLID | SEPTIEMBRE 2020 Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que la Semana Santa tiene su razón de ser en la idea de recorrido al exterior, el proyecto se plantea como una gran calle cubierta que ocupa el espacio de la antigua y que cose todos los elementos que componen hoy esta parte de la ciudad Atendiendo a la dirección y orien- tación como principales elementos compositivos del proyecto, se defi- nen dos grandes muros de hormi- gón que delimitan el espacio de la calle y que dialogan con la multi- tud de medianeras y paramentos históricos de los palacios y conven- tos de la zona. Los testeros trans- versales que cierran la calle son traslúcidos, para iluminar el inte- rior y focalizar la mirada. Uno de ellos, en concreto el que vigila la ciudad, se encuentra a medio cami- no entre un retablo contemporáneo y un tablón de marketing en el que anunciar exposiciones. En último término es una gran puerta que, abierta, da continuidad al espacio público permitiendo que las proce- siones, y las piezas de imaginería, se encuentren en su lugar natural. PASO 03. ¿CÓMO? ACTITUD, ACTITUD Y MÁS ACTITUD El sueño de la razón produce mons- truos y la virtud de un proyecto es que todas las decisiones sigan una misma idea. La definición de la calle y la geometría tomada en el proyecto requerían de una solu- ción para el problema funcional: albergar un museo con espacios de exposición, almacenaje, consulta y administración. Por ello la prime- ra decisión fue dejar lo más libre posible el espacio que ocupaba la antigua calle convirtiéndola en una nueva, cubierta. Esto desembo- có en una solución creativa: crear un edificio interior de tres alturas donde albergar una serie de cajas con diferentes partes del progra- ma. A modo de cofres, estos cubos perfectos son transportados por un puente grúa que se mueve a través de la nueva calle como una pieza industrial ajena e inquietante. Las cajas seleccionadas para exponerse son depositadas en la calle y en ese momento se despliegan generando nuevos espacios sorprendentes y versátiles que organizan cada ex- posición. Dada la diversidad del programa se adoptan tres tipolo- gías diferentes para cubrir todas las necesidades de tamaños e ilumina- ciones: cajas cofre, para las piezas pequeñas; cajas imaginería, para las tallas de madera policromada; y cajas sentidos, para escuchar, oler y sentir la Semana Santa. Por otro lado, estas piezas están diseñadas para visitarse también cuando están almacenadas. A tra- vés de unas pasarelas ocultas a la calle, los investigadores y aquellos estudiosos especializados pueden acceder a cada caja y consultar elementos concretos. En la cúspi- de del edificio almacén y volcado sobre la calle interior encontramos un espacio de biblioteca calmado y sereno bajo los lucernarios que fil- tran la luz del exterior. PASO 04. ¿CUÁNTO? SISTEMA LOCAL DE PESOS Y MEDIDAS La solución estructural y técnica dada a todo el conjunto es tam- bién sencilla y sigue los pasos de la idea que desde un inicio fue el faro para orientar todo el trabajo. Todo el conjunto se soporta por los dos grandes muros de hormi- gón que flanquean la calle. Las caras más pequeñas del volumen adquieren más transparencia y se difuminan con el espacio públi- co. El retablo moderno a través del cual el edificio se relacio- na con la ciudad se compone de paneles traslúcidos y elementos retro iluminados. Los cofres son piezas móviles, ligeras y resisten- tes proyectadas como un juego de mecano metálico. De esta forma la idea de calle está presente durante todo el proceso, haciendo que hasta el último detalle se piense en este sentido y unificando todas sus partes para que funcionen como un todo. La calle es el museo y el museo es la calle, de principio a fin EPILOGO. ¿QUIÉN? Si hay una singularidad en el Pro- yecto Fin de Carrera es que se de- sarrolla bajo la supervisión de un tutor. Alguien que guía el proyec- to, que inspira las soluciones, que descubre caminos sorprendentes y que aporta todo el conocimien- to de su experiencia en el mundo real. El mío me enseñó por su pro- pia experiencia personal que es una elección importante, pero en mi caso ya lo tenía decidido diez años antes de matricularme. José An- tonio Lozano, profesor de proyec- tos de la Escuela de Arquitectura de Valladolid, fue la persona que hizo posible la idea de crear una calle. Con él la docencia adquiere su sentido más amplio y profundo. La búsqueda incesante de una me- jor solución para cada problema no se detuvo nunca en un aprendizaje continuo que dura hasta hoy. Ésa fue sin duda la lección más im- portante en todo este proceso, la que hace que cada día me dedique profesionalmente a aplicar lo que aprendí en esos meses. La que da importancia al rigor, a la coheren- cia y a los conocimientos técnicos pero también a la diversión, al sen- tido del humor y a la creatividad con mayúsculas

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